domingo, 15 de enero de 2012

SOBRE LA GRAN DEPRESIÓN Y LA INACTIVIDAD DE LOS SINDICATOS

Gustavo Hernández Sánchez. Secretario Político de la UJCE en Salamanca

Ernesto Guevara definió de forma magistral, ante la Asamblea de las Naciones Unidas, en qué consistía la Reforma agraria. “¿Quieren saber qué es Reforma agraria?” decía “Cojan las tierras del que tiene mucho, y dénselas al que tiene poco, eso es Reforma agraria”. 

Hoy se habla de reforma fiscal, y el gabinete de crisis del presidente Rajoi decide subir los impuestos indirectos y congelar los salarios, es decir, quitarle un poco más a los que menos tienen bajando el nivel de vida de la gran mayoría de la población, porque los que más tienen no notan la subida del tabaco o de la gasolina, pero los que no llegamos a fin de mes sí. 

Lo que no deben saber es que este tipo de medidas (deflacionistas) ya se intentaron en la crisis que sacudió el mundo en los años treinta (en un primer momento y hasta que Roosevelt comenzase a aplicar el New Deal en los EE.UU.), causando un efecto totalmente contrario al esperado: la parálisis de la economía. En efecto, el plan que el gobierno ha puesto en marcha, no sólo no permite ahorrar, como pretenden, sino que probablemente provoque un efecto contrario al deseado, contrayendo todavía más la economía. 

Entonces, a un economista libertino, aficionado al lujo y a llevar una vida licenciosa, ¡Maldito Keynes!, se le ocurrió que los gobiernos europeos deberían fomentar precisamente lo contrario, es decir, incentivar el consumo para reactivar la economía. Engañosamente se nos dice que estas medidas se han intentado sin éxito, cuando todo el dinero (PÚBLICO) inyectado (A LOS BANCOS, ENTIDADES PRIVADAS) no ha ido a parar a los consumidores, sino a las entidades financieras, que en algunos casos han salvado los muebles, y en otros han decidido retirarse con millonarias primas e indemnizaciones. 

También entonces, Keynes se declaraba enemigo de la revolución social y los gobiernos entendieron que la solución de un “estado de bienestar” que aquel economista proponía era la mejor forma de salir de la crisis y recuperar el nivel de vida de los felices años veinte manteniéndose, por supuesto, en el poder.  

Lo que hoy no podemos predecir son las consecuencias de esta otra receta de tipo neoliberal que los socios europeos imponen a las economías periféricas, conocidas informalmente como PIGS o “cerdos” (Portugal, Irlanda, Grecia y España). En cambio si podemos intuir que no será nada bueno. 

Entonces, el movimiento obrero era fuerte, y los sindicatos amenazaban la “paz social”. También entonces se movilizaban, sí. ¿Por qué ahora permanecen inactivos? ¿Por qué quieren seguir manteniendo su estatus a costa de traicionar a la clase trabajadora de la que se han llegado a convertir en mercenarios? ¿Acaso lo que la socialdemocracia pactó fue una alianza con los sectores dirigentes del movimiento obrero para mantener el estatus de ambos?  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una corrección, Irlanda no es la I de PIGS, lo es Italia, dando a esta forma de denominarnos un contenido más étnico.

Anónimo dijo...

A partir de la crisis de 2008 se empezó a incluir a Irlanda a veces dentro de los PIGS, pero si se incluye a Irlanda se escribe PIIGS

DATO DE LA SEMANA

CONTRA LOS RECORTES Y EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA