domingo, 15 de abril de 2012

Rompamos con el Capitalismo... ¡Traigamos la Tercera!


Resulta evidente que el Estado Español sirve a los intereses de una minoría de especuladores y grandes fortunas. El gobierno funciona de acuerdo a su orientación, se legisla y se cambian las leyes en base a sus consejos, se gasta y administra conforme ordenan. La misma estructura se puede aplicar a los diferentes organismos internacionales: Banco Mundial, FMI, o Unión Europea en realidad no son más que marionetas de las grandes fortunas, empresas transnacionales y especuladores financieros.

Todo esto supone que los derechos sociales, económicos y políticos reconocidos en la Constitución queden en papel mojado. El derecho a una educación pública y de calidad, a la vivienda digna o al trabajo son a menudo negados a la juventud y a la clase trabajadora. El marco constitucional se presenta obsoleto y no da respuesta a los problemas actuales, habiéndose convertido en una mera declaración de intenciones de un hecho constatable: el capitalismo es incompatible con la democracia.


Es por ello por lo que, como jóvenes, vemos necesario dar un paso adelante y apostar por la III República como vía al socialismo.

En los últimos tiempos la monarquía borbónica ha vuelto a demostrar su naturaleza corrupta; pero no es nada nuevo, ya que han sido numerosos los escándalos financieros en los que se ha visto envuelta la Casa Real. Si a esto le unimos la opacidad en las cuentas y el patrimonio acumulado parece obvio pensar que, cuando el monarca se reúne o asiste a cumbres con empresarios a lo largo y ancho del planeta, existen intereses por encima de la mera representación institucional.

No podemos olvidar que la mayor parte de las funciones de la Casa Real española consisten en “abrir mercados” internacionales para los grandes empresarios, poniendo muy en entredicho la ideología oficialista del régimen que repite constantemente que la monarquía no tiene ningún tipo de poder político. La monarquía es uno de los pilares en los que se sostiene el sistema capitalista en nuestro país, una institución que actúa únicamente en beneficio del capital y la clase social dominante.

Así pues, la República no puede entenderse como un mero cambio formal en la estructura de la jefatura de estado. Tenemos memoria histórica, y ello nos hace conscientes de que la lucha por la República está fuertemente ligada al movimiento obrero y progresista. Necesitamos una renovación profunda y radicalmente democrática.

Vivimos un momento convulso en donde la represión se intensifica contra quienes luchan por una alternativa a las políticas que pretenden hacer pagar la crisis del capital a las capas populares. Obreros y estudiantes en lucha han sufrido brutalidad policial, detenciones aleatorias y juicios-farsa mientras no dejan de anunciar leyes que nos retraen a la dictadura franquista. Tanto es así, que desde el pasado 29 de marzo se encuentran en prisión preventiva nuestros compañeros Isma y Dani, miembros de la Associació d’Estudiants Progressistes (AEP), mientras participaban en los piquetes de la Huelga General, una medida desproporcionada e injusta que sólo busca amedrentar a cualquier tipo de contestación social organizada.

No podemos olvidarnos tampoco de nuestros camaradas Naiara y Eduardo, detenidos y torturados en 2006 por mostrar una bandera republicana a los príncipes a su paso por la localidad madrileña de Móstoles. El juicio sale el próximo 24 de mayo, y pese a las vejaciones y privaciones de derechos de los que fueron víctimas, la acusación les pide para ellos dos años de prisión y una multa de 2500 euros.

Por ello, desde la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) en el convencimiento de que las condiciones son objetivamente cada vez más propicias para que se puedan dar cambios revolucionarios en el Estado Español, reivindicamos un nuevo proceso constitucional que rompa con el neoliberalismo, y cuya base sea:

- Una República Federal, solidaria y con justicia social. Que defienda los intereses de las y los trabajadores; que defienda lo público y recupere para las mayorías los sectores estratégicos privatizados; que apueste por un desarrollo productivo sostenible y planificado. Sólo caminando en dirección contraria de la que nos dicta el capitalismo podremos sembrar los cimientos de una nueva sociedad solidaria y justa.

- Una República radicalmente democrática: Frente a su falsa democracia sostenida a base de mentiras, manipulación mediática y represión policía, apostamos por la Democracia Participativa y la radicalidad democrática como herramientas en la lucha contra el neoliberalismo y por la construcción del socialismo.

- Una República laica: Frente a los actuales privilegios de la Iglesia Católica, defendemos una verdadera separación Estado–Iglesia, que respete la independencia y preminencia del poder político y, por tanto, de lo público. La religión debe encontrarse exclusivamente en el ámbito particular.

- Una república que luche por la paz y contra el imperialismo: La III República debe renunciar a la guerra como instrumento de política internacional, rechazando a la organización criminal e imperialista de la OTAN, y apostando por la cooperación y la solidaridad como forma de construir un mundo más justo.
Es hora de construir la alternativa al capitalismo.
Es hora de luchar por la III República.
 

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