sábado, 16 de junio de 2007

¡Vivienda digna ya!


La problemática de la vivienda se caracteriza por ser universal; todo hombre, mujer y niño necesita un hogar en el que desarrollar su vida normal. Por ello, por ser un problema de todos, la respuesta ciudadana ante los acontecimientos que estamos viviendo debe ser lo más fuerte y decidida posible.
Pero, ¿en qué consiste esta problemática? Básicamente es la negación indirecta por parte de las autoridades económicas y políticas de una vivienda digna para toda la ciudadanía, como recoge el artículo 47 de la Constitución Española. Los primeros por hinchar la burbuja inmobiliaria construyendo y edificando sin necesidad y los segundos por consentir, a nivel legislativo y judicial, las acciones de los otros. Unos y otros se mueven por sus propios intereses, enriqueciéndose con la especulación inmobiliaria mientras el otro polo del binomio, todos y cada uno de los ciudadanos que tenemos que adquirir una vivienda, hipotecamos literalmente nuestra vida tratando de pagar la orea hipoteca, la de nuestra casa.
Esta problemática, además, es especialmente aguda entre los jóvenes. La juventud es la principal "consumidora" de viviendas y, por lo tanto, es el sector social más perjudicado por la especulación inmobiliaria. Los altos precios para poder adquirir una vivienda, aún alquilándola, imposibilita la emancipación de la juventud y su independencia con respecto a sus padres.
Los datos confirman todo esto; el precio medio de la vivienda, según el Ministerio de la Vivienda, ha alcanzado los 1.957 euros/m2 a nivel nacional en el tercer trimestre de 2006 y la deuda hipotecaria total de las familias asciende a 538.974 millones. Teniendo en cuenta que el salario medio bruto es de 1624 euros al mes (unos 19.500 al año) se necesitarían ahora mismo 10 salarios medios brutos íntegros para comprar una vivienda de 100 m2, el doble de una década antes.
La cuestión es sencilla; la vivienda es un producto de primera necesidad, incluso más que el pan o la sal, porque absolutamente todas las personas necesitan una casa. Las empresas inmobiliarias lo saben y explotan esta demanda para elevar los precios mediante la especulación inmobiliaria y otros instrumentos similares.
La respuesta también es sencilla; o nos quedamos de brazos cruzados a esperar que la burbuja inmobiliaria explote o nos empezamos a mover, a informarnos, a exigir a las autoridades una regulación de este lucrativo e ilimitado negocio, a protestar... Tú decides, es tu futuro.

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