El
gobierno niega el indulto a David Reboredo, un gallego que en la
actualidad se dedica a ayudar a todos aquellos que, como él hizo,
quieren dejar las drogas. Si nadie lo evita se comerá siete años de
cárcel, un sitio que, para el que no lo sepa, es un criadero de
yonkis.
No titubean, en cambio, a la hora de indultar a sus
compadres, socios en el negocio de la corrupción, o a sus perros
policía que tan bien se aplican a la hora de torturar a esta pobre
gente, a veces sin ningún motivo más que el de reivindicar los
derechos de los trabajadores y de las trabajadoras, como el compañero
Alfon, de Vallecas. Hasta José Tomás indulta más toros, y con
mejor criterio.
Tal vez haya llegado la hora de defender nuestra
libertad y nuestros derechos a tiros, como defienden los traficantes
de Pizarrales o Buenos Aires, en Salamanca, su negocio, ante la
pasividad de las fuerzas del orden, que en este otro tipo de
cuestiones se aplican de forma mucho más cautelosa ¿a caso la ley
no es igual para todos y para todas?. Tendremos que devolverles ojo
por ojo cuando, por no salir de la nación gallega, veamos que mueren
compañeros por satisfacer las demandas de los ricos, es el caso de
Antonia González, percebeira de Rinlo (Ribadeo), muerta “por un
golpe en las rocas”. También porque los servicios encargados de
rescatarla tardaron más de cuarenta minutos en llegar.
Puede ser que
la diferencia radique en que, mientras países como Ecuador los
dirigen doctorados en economía en universidades norteamericanas y
maestrías en universidades europeas, a España la dirige un triste
registrador de la propiedad que tan siquiera sabe hablar inglés.
Mientras unos salen del subdesarrollo a marchas forzadas con un
sistema que se perfila como el socialismo para el siglo XXI, otros se
ahogan en una crisis económica de la que tardarán décadas en
salir, auspiciados por los designios de la troika y un ministro de
economía asesor de Lehman Brothers, socio de Endesa y habitual
tertuliano en los círculos del Opus Dei o Intereconomía, hablo, en
efecto, del ministro de Guindos.
Tienen razón Anguita y el Frente
Cívico “Somos Mayoría” cuando afirman que ha llegado la hora de
crear un contrapoder alternativo al margen de las instituciones. Lo
poco que quedaba del actual sistema, heredero de la transición, ha
sido barrido de un plumazo con la reforma de la constitución
promovida por los dos partidos dominantes, sin tan siquiera un
referéndum previo. Lo mismo que los gobiernos tecnocráticos de
Papademos en Grecia o Monti en Italia, ambos socios de Goldman Sachs,
y que son los primeros gobiernos de las democracias occidentales
después de la segunda guerra mundial que no han sido elegidos en
unas elecciones generales. Pero todavía se atreven a acusar a países
como Venezuela, Bolivia o Cuba de ser dictaduras. Consideran, por el
contrario, que el hecho de que un tipo como Berlusconi, acusado de
corrupción de menores entre otros cargos mucho más graves, se
presente a las elecciones, es síntoma de la salud democrática de
los países miembro de la Unión Europea.
Tenemos que empezar a
distinguir entre lo que es legal y lo que es lícito, y dar un paso
al frente ante la injusticia de un sistema que comienza a tomar la
forma de una dictadura de clase contra los trabajadores y las
trabajadoras, si es que alguna vez dejó de ser simplemente eso.
Por Gustavo, militante de la UJCE.
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